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La fructosa es un azúcar que ocurre de forma natural y se puede encontrar en la mayoría de los alimentos y bebidas que consumimos. Fructosa: Esto puede resultar sorprendente, pero la fructosa está contenida en alimentos procesados, principalmente en refrescos, dulces y postres. Como resultado de esto, consumimos fructosa en exceso, lo cual nos pasa desapercibido y recibe el nombre de jarabe de maíz de alta fructosa (HFCS). El consumo excesivo de fructosa se convierte en grasa en el cuerpo, causando problemas con el tiempo.
Una alta ingesta de fructosa está asociada con una variedad de condiciones de salud. El aumento de peso también es el problema número 1. Esto se debe a que la fructosa se metaboliza más rápidamente como grasa en el cuerpo en comparación con otras azúcares. La hipertensión ocurre cuando la fuerza de nuestra sangre contra las paredes de nuestras arterias se vuelve demasiado alta (y si nos metemos en problemas, al consumir más de aproximadamente 80 g de una vez, la fructosa comienza a elevarla, lo cual no es una buena señal). Un exceso de fructosa también puede afectar negativamente a nuestro sistema inmunológico, lo que hace más difícil para el cuerpo repararse durante los períodos de enfermedad. También puede dañar nuestro hígado, un órgano vital que nos ayuda a digerir alimentos y eliminar toxinas de nuestro sistema.
La fructosa ha sido implicada en el aumento de peso y la obesidad porque cada vez que comemos fructosa, puede convertirse rápidamente en grasa. Esto ocurre porque la fructosa se digiere de manera diferente a otros azúcares. A diferencia de otros azúcares, cuando comemos azúcar, nuestros cuerpos producen una hormona llamada insulina, la cual nos hace sentir más llenos. Por otro lado, la fructosa no se convierte en insulina en nuestro cuerpo. Esto es porque podemos comer más comida de lo necesario hasta que nuestro cerebro se dé cuenta de que el estómago ya está lleno. A largo plazo, si consumimos en exceso cualquier tipo de alimento, es posible que ganemos peso y después desarrollemos obesidad, lo que puede iniciar una trayectoria hacia una infinidad de otros problemas de salud.
Está bien, pero ¿qué hay de la fruta? La fruta contiene fructosa, siendo una parte integral de una dieta saludable. La fructosa presente en la fruta no es la misma que la fructosa añadida que se encuentra en los alimentos procesados. Las frutas están llenas de fibra, vitaminas y minerales que nuestro cuerpo necesita. Por el contrario, cuando consumimos fruta, sí, el fructosa también viene con ella, pero hay otros nutrientes y minerales que realmente ayudan a nuestro cuerpo a digerir la fructosa adecuadamente. Esto es exactamente lo que hace que comer fruta sea esencial en una dieta equilibrada, ayudándote a mantener una buena salud.
Y la reducción de fructosa puede ser simple de lograr, si quieres. Eliminar bebidas, por ejemplo refrescos y jugos de tu dieta es un cambio fácil. Contienen mucho fructosa y casi ninguna nutrición. En su lugar, bebe agua o té sin azúcar, ya que son bebidas mucho más saludables. Un beneficio adicional es que al comprar en tu tienda, presta atención a los alimentos que están lejos, como las verduras o frutas. Elige alimentos que contengan cantidades mínimas de azúcar añadida. Vuelve a consumir más alimentos enteros ricos en nutrientes, como frutas y vegetales frescos. Contienen bajos niveles de fructosa y todos los nutrientes que necesitamos para sobrevivir de manera saludable.